dilluns, 18 de gener del 2016

Opinió: "Quejas" - Paula Torró a l'estil de Larra

Paula Torró, de 4t ESOB, amb un article d'opinió molt actual, es posa en la pell de Mariano José de Larra, en un exercici d'estil pròxim al del famós escriptor i periodista romàntic



Quejas…

No existen vagos, solo botes a la deriva de un mar que ya no goza ni de oleaje…
Cuando, hace más de siglo y medio, el Maestro bautizó la capital como cementerio, se quedó corto. Esta afirmación se antojaba desmedida incluso para él, pero dados los recientes acontecimientos que han azotado nuestro país, es obvio que no lo era.
Madrid es el panteón principal del cementerio en el que se ha convertido España. Enterramos nuestros proyectos e ilusiones bajo un manto de pesimismo, en el que el inmovilismo vertical de una sociedad que cada vez parece estar más varada en el puerto de las protestas inútiles y las soluciones fantasma, nos arrebata toda esperanza de mejora.
Cuán estúpido e ingenuo es el que hoy en día se atreve a presentar un proyecto sobre renovables, pues lo único que le van a renovar será el subsidio por desempleo cuando ya no pueda “disfrutar” ni siquiera del paro. Si bien sería un ignorante en toda regla, este hombre o mujer, allá donde esté, que tenga claro que es la esperanza de esta comunidad de conformistas. En vista de que nadie lucha por cambiar la situación y así poder medrar en la sociedad, esta personita ha decidido romper una lanza por el cambio y la mejora. A largo plazo, será él o ella el que acabe ornamentando con flores las tumbas de los que se quedaron esperando que les lloviera del cielo algo más que no fuera agua.
Parece que acabamos de tropezar con el problema de la sociedad nacional: el tedio por la búsqueda del beneficio del que solo se libra una ínfima parte de la población. Si me dieran una moneda por cada vez que he escuchado decir que España es un país de pandereta, tendría tanto dinero como para no preocuparme nunca más de estas cuestiones.
 Quiérete a ti mismo y los demás te querrán. Esta afirmación es totalmente aplicable a la población española. ¿Cómo puede crecer un país lleno de moradores que lo desprecian? Si no empezamos a querer a nuestro país, nadie lo querrá, lo que lo conducirá a un colapso total por falta de inversores.
Los ciudadanos se equivocan al achacar el problema a “España” ya que no se dan cuenta de que, paradójicamente, ellos son “España”. Porque un país no se compone de casas, rotondas, ríos o carreteras. Un país son las personas que lo habitan y su idiosincrasia. Ellas y solo ellas son capaces de darle la vuelta al refrán y convertir España en un país de oportunidades y no de panderetas.
Así que, por favor, dejen sus discursos derrotistas y salgan a la calle en busca de un futuro mejor, no se queden anclados en un presente que puede que les entierre en su pasado, no caven su propia tumba en el cementerio en el que se está convirtiendo España, elijan el camino del que deja las flores en la tumba y no del que tiene su nombre escrito en el epitafio de la lápida, escojan vivir en vez de sobrevivir.

Esto son palabras, y ya sabemos lo que pasa con las palabras…se las lleva el viento.

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